martes, 20 de noviembre de 2012

La función de las cárceles



El proceso de desadaptación es complejo y se necesitan tener en cuenta serie de matices bio-psico-sociales, que actualmente y de forma mayoritaria se están perdiendo. Frecuentemente, las intervenciones se hacen desde el punto de vista de quien la realiza, lo cual lleva a proyectar las expectativas, prejuicios y experiencias de ésta persona, pudiendo interferir en la intervención, enfrentando los papeles del "desadaptado" y la persona que viene a "enseñar" al desadaptado como hay que adaptarse. Hay que tener en cuenta que las personas desadaptadas, lo son según el contexto en el que se mire. Lo que llamamos conducta desadaptada, puede ser totalmente 
adaptativa en el medio en el que la persona se ha educado y ha crecido. Es por ello, que hay que tener en cuenta el aspecto de la relación de la persona con el ambiente, a la hora de hacer una intervención. Una paradoja curiosa, es que los presos que intentan buscar los medios "socialmente correctos" (por ejemplo, haciendo valer sus derechos), son usualmente calificados como presos con "mala conducta".






















La desadaptación, se trata de un proceso que comienza por intentar obtener unos objetivos utilitarios y adaptados,  pero usando medios no adaptados ("un individuo tan adaptado a las metas, que se inadapta a los medios para adaptarse a las metas"), donde ya comienza una respuesta institucional que hará énfasis en la conducta "desadaptada" y no en la persona o su entorno. Después, la conducta es interpretada no como manifestación de las carencias vitales, sino como delincuencia, lo cual lleva a la persona a la cárcel. En realidad, la intervención debería ir enfocada hacia la persona y el entorno, dado que es ahí donde las personas se "vuelven desadaptadas" y generan ciertos cambios (mención aparte merecería el término controvertido de la "sexualidad alternativa" impuesta por la vida del recluso, en contraposición del término "homosexualidad"). El peligro de condenas cortas a prisión a las personas jóvenes, es que puede condicionar al preso de por vida, pasando de un "estado" (temporal) a un "rasgo" o "personalidad delincuente", que se puede mantener hasta después de cumplida la condena.

Las consecuencias que se producen en la cárcel pueden ser: problemas de visión (por falta de profundidad, luz y espacio), de audición (ruido), etc. Otros problemas son: habilidades sociales (falta de comunicación o comunicación agresiva, violencia...), ansiedad continuada (o generalizada), y problemas emocionales (labilidad emocional, falta aparente de empatía y habilidades sociales, etc.).
 Como he dicho antes, parece que ésta falta de expresividad emocional e inafectividad, puede ser adaptativa dentro de ese medio, donde, entre otras cosas aprenden también a que "le den todo hecho" y aprenden a vivir con pasividad, lo cual sumado a un proyecto y motivación de vida a muy corto plazo ("aquí y ahora"), afecta mucho a su futura rehabilitación y toma de responsabilidades. Un hecho a resaltar, es que la inexpresividad emocional, al conseguir un acercamiento real al preso, puede convertirse en una sobredemanda afectiva y exclusivismo de la relación (celos), lo cual deja entrever la necesidad de afecto de la persona, y de ser aceptado.

Habría que diseñar estrategias de intervención ambiental, que modifiquen las estructucturas penitenciarias "anormalizadoras", en vez de poner etiquetas a las personas y centrarse en el delito, lo cual solo puede empeorar las cosas y hacer que la propia persona se crea esa etiqueta. La cárcel resulta un sistema alienante, donde prima el aislamiento, y el contacto que tienen los internos más frecuentemente con personas no presas es con los funcionarios, que simplemente están para abrir y cerrar puertas y que a su vez están sometidos a una presión por parte de los compañeros para no desviarse de lo establecido en esa institución. A la hora de la intervención, es importante que  se lleve a cabo creando un contexto en el que el preso pueda expresarse libremente (al contrario de lo que sucede en la cárcel), sin ser juzgado, y sin responder al rechazo del preso como una agresión personal. El objetivo de la intervención ha de ser aminorar los efectos y consecuencias negativas de la prisión, y potenciar los recursos y la educación del preso.

Parece ser, en definitiva, que l
a cárcel, lejos de "tener acciones orientadas a la reeducación" (como está escrito en el artículo 25.2 de la Constitución Española), se trata de un lugar lleno de secretismo, donde las autoridades y los funcionarios, parecen unirse para no desvelar lo que esconden con recelo dentro de las grises paredes, es decir, una escasa o nula preocupación por la rehabilitación del preso.

Es por todo ello, que existen asociaciones y entidades, como APROMAR, que fomentan una rehabilitación real e integral del preso, desde un punto de vista humanitario, teniendo en cuenta todos éstos aspectos, y tratando a cada persona, sin juzgarla, de la forma más beneficiosa para su recuperación y futura vida en sociedad, acompañándola en todo el proceso desde la cárcel, y poniendo todos los medios necesarios hasta su puesta en libertad.

http://www.apromar.org/

Bibliografía: 

Valverde, Jesús (1996) La cárcel y sus consecuencias. 









2 comentarios:

  1. Únicamente resaltar que este texto es del año 96. Hoy en día las cárceles no son tan "alienantes" como se pone de manifiesto en el texto ni con unos efectos tan nocivos como los reseñados. Seguramente el tratamiento penitenciario no es tan eficaz como debiera (por múltiples factores), pero es evidente que se lleva a cabo por muchos profesionales para dar así cumplimiento a lo establecido en el art. 25.2 de la Constitución española. Muchos funcionarios de vigilancia no se dedican exclusivamente a labores de custodia y a abrir/cerrar puertas, sino que se implican en la intervención junto a educadores, psicólogos, trabajadores sociales, maestros y otras muchas personas que realizan su labor lo mejor que pueden y saben para preparar a los internos de cara a su salida en libertad y que ésta se produzca en las mejores condiciones posibles.

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    1. Saludos, C.H. Lo primero, gracias por el comentario. Estoy de acuerdo en todo lo que comentas. Todos debemos trabajar en la misma dirección para mejorar el sistema penitenciario. Por otro lado, la realidad es que el tratamiento penitenciario, como dices, no es aun eficaz (habría que preguntarse por qué). Aún queda mucho por hacer.

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