domingo, 26 de enero de 2014

¿Te gusta enfadarte?

La ira es una emoción básica, de la que ninguno estamos libres. Es por ello que aprender a identificarla y manejarla es uno de los pasos para convertirnos en personas “emocionalmente inteligentes”. En ésta ocasión vamos a aprender a identificar el enfado y aprovechar la energía que genera para conseguir nuestros objetivos. 


La ira es una emoción que surgió para movilizar, pero en el caso de los humanos muchas veces inmoviliza dado que ésta sobreactivación impide un buen rendimiento (al igual que una falta total de activación) y puede llevarnos a una pérdida de control (lejos de conseguir lo que queremos).

Cuando creemos que algo es dañino o nos impide conseguir nuestros objetivos  y pensamos que tenemos los recursos suficientes para poder eliminar éste obstáculo, es cuando surge la agresividad para aliviar la frustración o malestar generado por éste obstáculo y puede ser dirigida hacia objetos o personas que nada tienen que ver con lo que generó esa frustración (normalmente un objetivo débil). Se dice que la frustración es la diferencia entre la expectativa y la realidad, y que muchas veces es dirigida a cambiar a los demás los aspectos de nosotros que no nos gustan. Pero, no nos engañemos: todos tenemos frustración dado que todos tenemos metas y valores que en ocasiones se ven obstaculizados.

Si pensamos que el obstáculo está ahí sin voluntad de perjudicarnos, nos frustraremos, pero es más difícil que tengamos ira: Si es una opinión que no te gusta o diferente a la tuya pero no tiene intención de hacerte daño o cambiarte, eso no es una agresión. Muchas veces caemos en la trampa, porque percibimos maldad donde no la hay. Si pensamos que la vida es una guerra en la que hay que competir, es más probable que vivamos en una atmósfera de guerra y venganza y por tanto a interpretar los problemas como un obstáculo enemigo a destruir, en vez de incógnitas a resolver que ayudan a aprender.
Se podría decir que la ira es adaptativa cuando hay una agresión real hacia ti, (hay una intención de cambiarte), si la defensa es legal, consigues tu objetivo, tienes recursos y te compensa. Es decir, cuando conseguimos los objetivos sin demasiados “efectos secundarios negativos”.

Un tipo de agresividad poco eficaz y que solo carga el ambiente negativamente es expresar disgusto y después alejarse (para hacer sentir culpa al otro, que en muchas ocasiones no entiende el motivo del enfado), usar los insultos por falta de habilidades de conversación, o poner "morros" o cara larga hasta que se consigue lo que quiere, lo cual es otra forma de manipulación.

La vida es una continua toma de decisiones, y las normas nos ahorran tiempo y esfuerzo, pero lo malo de las normas es que si no se cumplen generan culpa (si no se cumple) o agresividad (si la incumplen los demás). Las normas llevadas a la inflexibilidad nos llevan a la pérdida de control y se vuelven irracionales, dado que a pesar de generar problemas se sigue haciendo lo mismo (como en las adicciones): Se llevan al extremo , se exageran las consecuencias de no seguirlas, se interpretan intenciones inexistentes, etc.


Para vacunarse contra la ira, una primera gran estrategia es saber que nunca llueve a gusto de todos (podemos actuar según una norma u otra, según el objetivo a conseguir). Todos hemos aprendido diferentes normas y valores a lo largo de nuestra vida, no obstante, ninguna norma es mejor que la otra, y el hecho de pensar que el resto debe comportarse según nuestros valores o normas es lo que genera la ira, pero muchas ocasiones usamos las normas que nos enfadan de los demás. Toda norma tiene su norma antagonista. Un ejemplo sería “mejor disfrutar el momento” contra “mejor hacer previsión para el futuro” ¿cual de las dos normas tiene más razón? ¿siempre te has decantado por el derroche?.



Hay personas que creen que enfadarse con alguien significa odiarle, no obstante la resolución de un problema muchas veces pasa por decir las cosas que nos molestan o nos disgustan de una forma asertiva (como vimos en la entrada anterior). No es ninguna catástrofe, y una conversación con respeto y empatía en la que se hablan los diferentes puntos de vista es la mejor forma de resolver un “conflicto de intereses”. En la siguiente entrada, veremos algunas estrategias para mediar en momentos de tensión y algunos trucos para identificar y neutralizar la ira. 

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