miércoles, 4 de junio de 2014

Liberate de tu policía interior



La culpa es una emoción con la que nos “señalamos” cuando hacemos algo que consideramos incorrecto. El origen de ésta emoción son las normas que hemos adquirido, anteponiendo en muchas ocasiones el bienestar del resto al nuestro. En ocasiones puede servirnos para autocontrolarnos, pero en otras pueden hacernos dependientes y hacer que nos olvidemos de lo que queremos realmente y en consecuencia, que nos olvidemos de lo que somos. En ésta entrada vamos a ver como “ser un sano egoísta” y dejar de culparnos por nuestras acciones o pensamientos. 

La culpa es una reacción a normas que te fueron impuestas a través de castigos sucesivos o por ver que un comportamiento va en contra de la norma (por ejemplo, si siempre de castigaban al pegar a alguien, te sentirás culpable si pegas a alguien). En la sociedad actual, la TV es una fuente de culpa, ya que muestran las consecuencias de los delitos o otras conductas que están condenadas socialmente. Finalmente, se siguen las normas para,  (aunque no conscientemente en muchas ocasiones) agradar al resto o por miedo a represalias.

Las normas, como ya vimos, pueden crear una situación de “quítate, que quiero lo que te prohíbo” ya que pueden variar según circunstancia y marcan prioridades, lo cual puede generar conflictos, a pesar de que en algún momento las personas en conflicto puedan compartir esa prioridad. (Por ejemplo, quedarse en casa sin hacer nada y tomar un avión en vez de el coche pueden ser dos consecuencias de una misma norma: buscar la comodidad) . En ocasiones puede que tengas normas contrapuestas, pero tengas que elegir (por ejemplo, puedes querer ir a jugar con tu hijo, pero no poder porque tienes que ir a trabajar para ganar dinero. O lo que es lo mismo "ocio vs. responsabilidad").     


La agresividad es “el brazo derecho” de la culpa, y surge cuando hay una amenaza de que no se cumpla lo impuesto/supuesto por una parte, ya sea el gobierno, tu pareja, etc. Es bueno saber que al hacer una crítica o pedir algo, cambiar “debo/debes” por “me gustaría que” quita muchísimo peso negativo, ya que lo que se hace es flexibilizar las normas propias y ajenas, quitar la obligación, mostrar respeto  y no entrar en una lucha infinita contigo mismo o con otros (sobra decir que quien entra en una discusión y busca ganarla o entrar en el juego del echarse culpas, ya la ha perdido). Algunos de los “deberías” o "tienes que" podrían ser por ejemplo “debes seguir las tradiciones familiares, buscar la perfección, etc.” La culpa (como el resto de las emociones) provienen de la interpretación que hacemos de las cosas (y por tanto se puede modificar). La siguiente es una lista preguntas para reflexionar sobre la culpa:
  •  ¿Es una norma aplicable para todo el mundo o varían según circunstancias? ¿La norma que antes tenías te sirve ahora?.
  • ¿Realmente hay tantas obligaciones y necesidades como nos imponemos, o solo necesitamos (debemos hacerlo) realmente comer, beber, y resguardarnos del frío y el calor y lo demás son elecciones?.
  • ¿Tenemos control sobre todo o realmente hay otros factores y personas que influyen en lo que ocurre? ¿cuanto influye el azar? ¿qué responsabilidad real tengo sobre ésto? ¿ha sido aposta o un acccidente?.

  • ¿Todo lo que ocurre se debe y refiere a nosotros? ¿lo que hacen los demás realmente es por fastidiar o solo "van a su rollo"? ¿podemos leer los pensamientos a la gente? ¿que evidencias hay de que piensen así? ¿tengo que depender de lo que los demás digan para hacer lo que quiero?.

  • ¿Sentirnos culpables quiere decir que realmente seamos culpables o es solo una emoción fruto de un pensamiento?.
Cuando quieras liberarte de la culpa recuerda: Esto que siento es “culpa” que no va conmigo, es debida a pensamientos (fruto de normas impuestas) que son dañinos, irracionales e innecesarios para mí. Yo no soy 100% responsable de lo que ocurre (interviene el azar y otras personas) y no siempre se puede tener todo (hay que renunciar a algo). 

Todos tenemos derecho a pensar de forma diferente o a tener aspiraciones diferentes a las que nos intentan imponer. No por ello somos malas personas, ni tenemos que pagar una compensación por nuestros errores. Simplemente de los errores se aprende y forman parte de la vida. ¿Cuántas personas no cometen errores?. Además las normas se incumplen a diario, dadas las exigencias que se nos piden.

Te propongo un experimento: libérate de tu policía interior, se tu mism@, sigue tus normas:  ¿haces algo que no te gusta solo por costumbre o para satisfacer a alguien? ¿te vistes de una forma solo por modas? ¿qué es lo que realmente quieres hacer? ¿por qué no lo haces?. En definitiva ¿Quién eres realmente? ¿vas a vivir dependiendo de lo que los demás pretendan de ti?.

Intentar conseguir lo que se quiere no es agresión, a no ser que incluya un cambio en otra persona. Al perseguir objetivos (y premios) diferentes, es normal que se haga daño a diferentes personas o se enfaden (la sociedad se rige por el principio de "llegaré donde quiero llegar, y si te molesto, lo siento"). 

Eso si, hay que tener en cuenta que a veces (y dado que vivimos en sociedad) hay que intentar negociar las normas para que no se generen culpas (por ejemplo, friego aunque lo odio para que no se enfade) o agresividad (quiero fregar porque me relaja, pero él insiste en hacerlo). Ambas normas podrían darse en una misma casa y por una falta de negociación (y por suponer normas que no son correctas) puede darse un ambiente cargado de negatividad ¿no es un poco absurdo?. Si la persona molesta por tus normas es alguien allegado, hay que intentar negociar "hoy por ti, mañana por mi" o "si haces ésto yo hago ésto". Pero tan malo es intentar cambiar una elección por no hacer daño a otro (adoptando sus normas y forma de pensar), como agredir a alguien para cambiarle para que se ajuste a nuestras normas.



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