martes, 10 de febrero de 2015

NO ME QUIERAS TANTO QUIÉREME MEJOR


Se acerca San Valentín o el conocido día de los enamorados. Paseamos por las calles y podemos observar los escaparates repletos de corazones adornando sus cristales, anuncios y campañas de publicidad, mensajes subliminales que nos incitan a hacer un regalo en tal señalado día. Pero a quién? A NUESTRA PAREJA. Como si el amor fuera sólo cosa de noviazgos o matrimonios olvidando y pasando por alto el amor a una madre, a un padre, a un hermano/a, a un amiga/o, a un abuelo/a…
Y qué hay de mí? Que no tengo la fortuna o la suerte de tener a otro “alma gemela” que me coja de la mano, me mande mensajes de amor dándome los buenos días, me colme de besos o me haga un regalo por SAN VALENTÍN? Para estas personas no existen días en el calendario?
Retomando el tema del amor que tanto nos achicharra estos días, me gustaría aclarar algunos conceptos. 


Si alguien nos habla de AMOR y pronuncia esta palabra delante de nosotros automáticamente se nos evoca en la mente esas películas Disney de final “fueron felices y comieron perdices”, esa Julia Roberts rescatada de la calle por un apuesto y pluscuamperfecto Richard Gere, o más recientemente el elenco de Federico Moccia, la saga Crepúsculo y cómo no! esas canciones…todo historias de amor en las que hay un príncipe azul y una princesa rescatada. Nos visualizamos en esas escena bajo en anhelo de ese tan esperado príncipe azul que parece no llegar nunca. 

Desde bien pequeños nos han ido creando la necesidad de tener a nuestro lado un príncipe y una princesa, alguien que nos “complete” como si tuviéramos que pasarnos la vida rebuscando hasta encontrar en el otro/a todo aquello que, se presupone, nos falta. A dónde nos lleva todo esto? A generar dependencia. Cuando buscamos en el exterior o en otras personas crecer y llenar nuestro interior en lugar de hacerlo desde nosotros mismos estamos cayendo en un error que no tardará en darnos coletazos. Estas necesidades si no las vemos satisfechas nos van generando un malestar psicológico y emocional que influye en nuestra toma de decisiones, experiencias y en nuestra motivación; intoxicando nuestras relaciones, haciéndolas adictivas, posesivas dando lugar a relaciones de desigualdad y al fin de cuentas envenenando la palabra AMOR. 

Nadie nos ha contado como eran esas parejas después de su final feliz, porque todos sabemos que eso no se ha quedado ahí. Ayudaba el príncipe en las tareas del hogar? Trataba con respeto a la princesa? No nos cuentan qué hay después de todo esto porque no es el paraíso de armonía que nos habían prometido. No es la fuente de felicidad absoluta, y pronto nos damos cuenta de que el amor está mitificado en nuestra cultura. Ocultando los problemas, el mito permanece siempre puro e incorruptible ante el paso del tiempo; su función, entre otras, es que todo siga todo tal y como está…así por los siglos de los siglos. Pero las cosas han de cambiar si queremos vivir nuestras relaciones desde la tranquilidad, la comprensión, el respeto, la igualdad, la salud…y solo se puede de una forma: OLVIDANDONOS DEL MITO DEL AMOR ROMÁNTICO. 


El amor romántico perjudica seriamente la igualdad, porque sigue representando a los hombres y las mujeres como seres diferentes con roles opuestos pero complementarios. El modelo masculino son príncipes azules activos, fuertes, protectores, y a las mujeres se nos representa como princesas débiles, sensibles, y desprotegidas.

El ideal romántico de nuestra cultura ofrece un modelo de conducta amorosa que estipula lo que “de verdad” significa enamorarse y qué sentimientos han de sentirse, cómo, cuándo, y con quién sí y con quién no. Todo esto nos lleva a aceptar, normalizar, justificar comportamientos que no son otra cosa más que violencia encubierta y fuente de toxicidad en nuestras relaciones interpersonales.
Entre los mitos del amor romántico por los cuales se ven justificadas muchas conductas inapropiadas o venenosas, nos podemos encontrar: 

• “el amor todo lo puede”
• “el amor verdadero lo aguanta todo”
• “quien bien te quiere te hará llorar”
• “amores reñidos son los más queridos”
• “el amor verdadero está predestinado y es eterno”
• “el amor como media naranja”
• “él/ella me aporta lo que me falta”
• “el amor es lo más importante y requiere entrega total”
• “si no siente celos no me quiere”
• “por amor cambiará”
• “sin ti no soy nada”
• “si me quiere no puede sentir atracción por otra persona”



Bajo estas premisas se nos incita a renunciar a nuestra intimidad, a sabernos incompletos, a sentir culpabilidad si no siente o siento celos, altas dosis de frustración porque no cambia los aspectos que le propongo que no me hacen feliz (cargando la responsabilidad de nuestra felicidad a la otra parte), a quedarnos vacíos si él o ella ya no están…



Debemos darle la vuelta a la tortilla y enfocar las cosas de otro modo, es necesario inventar otros cuentos, desmitificar el modelo tradicional basado en la posesión y el binomio dominador-dominada, inventarse otras formas de relacionarse, y abrir el abanico de posibilidades afectivas, sexuales y amorosas hasta el infinito. No debemos dejarnos llevar por lo que nos cuentan los cuentos o vemos en las películas, es primordial tener conocimientos y herramientas suficientes que nos permitan interpretarlos y así educar a nuestros hijos e hijas…solo este es el medio para pintar la palabra AMOR del color que le corresponde y colocar a hombres y mujeres en la casilla IGUALES.
Sólo así se previene las relaciones destructivas y la violencia de género. No basemos nuestras relaciones en estos mitos y hagamos de ellas un tira y afloja que terminará por partir la cuerda y golpearnos fuertemente en la cara. 


El amor no se entrega se comparte, el amor no tiene por qué doler.
Contigo o sin ti, sigo siendo yo.
No es cuánto nos queremos es cómo nos queremos.
Que no nos cuenten cuentos…construyamos igualdad
.
Y sobre todo recordad, que no es necesario festivos en el calendario marcados en rojo para el AMOR, cualquier día es bueno para regalar una mirada, un te quiero, una caricia, una sonrisa, un beso, un abrazo o si te apetece, por qué no, un regalo….a todos aquellos que nos rodean y que forman parte de nuestra vida.





 DAVINIA CABELLO TENA
PSICÓLOGA Y SEXÓLOGA






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