martes, 3 de marzo de 2015

Vencer los fantasmas del pasado... en el presente

Todos tenemos un pasado, un camino que hemos recorrido y hemos dejado atrás. Hay algunas personas que se enganchan a éste pasado, con miedo a que algo que han vivido pueda volver a ocurrir en el futuro. Por tanto, viven enganchadas entre el pasado y el futuro, olvidando lo importante que es vivir el día a día en el presente, aunque a veces se haga un poco cuesta arriba. En ésta ocasión, me propongo a poner sobre la mesa los motivos para vivir el día a día momento a momento, aceptando nuestro "yo pasado" para poder comenzar un nuevo camino, sin lastres. 


La sombra del pasado puede iluminarse con el peso del presente. Los psicólogos llamamos a ésta sombra de muchas formas (TEPT, disociación, fobia...), pero en el caso que nos ocupa tienen algo en común: el vivir un hecho de forma violenta, y salir dañado emocionalmente (algunos lo llaman ser traumatizado o ser una víctima, pero aquí intentaremos romper con esas "etiquetas"). De ésta forma, considero útil no diferenciar entre diagnósticos, dado que lo que pretendo es ver los aspectos comunes.

Cuando alguien se expone a situaciones de éste tipo (puntuales o a lo largo del tiempo), se activan dos "personajes internos": uno que se orienta a la supervivencia (intentar llevar la mejor vida posible) y otro que se orienta a la respuesta de lucha/huída ante lo sucedido (en la que surgen los recuerdos, se evitan lugares, etc.). En realidad, todos tenemos personajes internos que luchan dentro de nosotros: cuando nos exigimos mucho, cuando nos sentimos culpables, etc. El funcionamiento es el siguiente: Un personaje interno (la exigencia, la culpa, etc.) critica al otro, manteniendo éste funcionamiento al no darse cuenta que el funcionamiento óptimo provendría de la colaboración y el diálogo entre las partes. 


Ésta división se acentuaría tras la represión de una respuesta emocional en forma de "respuesta de congelación"  ante una amenaza, o lo que es lo mismo: No poder expresar la emoción natural (por ejemplo, rabia) ante una situación de violencia e indefensión (ya sea porque es muy joven, por miedo a perder a su pareja, o simplemente porque la sociedad no lo ve bien). Ésta contención emocional, como puede ocurrir en un duelo no resuelto (en el que no se ha llorado a pesar de necesitarlo), puede traer algunas dificultades. De forma paralela, la situación de indefensión de las personas que viven mucho tiempo en entornos en los que viven "prisioneros", terminan por tener síntomas depresivos y de baja autoestima (con lo que pasan de ser prisioneros de otros a ser prisioneros de si mismos, y a paralizarse aún más).

Entre las expresiones resultantes de ésta "división interna", además de algunas emociones displacenteras, pueden incluirse las expresiones "disociativas". Al no tener recursos para afrontar lo ocurrido, creamos un mecanismo de defensa que puede manifestarse de diferentes formas, en general como una división de la mente (una que se queda atada al pasado, y otra que intenta seguir con el día a día). Puede darse amnesia por lo que puede que no recordemos ciertas épocas de nuestra vida (y no es que se quiera ocultarlo, de hecho, una forma de detectar si existen síntomas de disociación sería la pérdida de recuerdos de una época concreta, por ejemplo de una parte de la infancia). En caso de recordarlo es importante no tomárselo como una fantasía, aunque parezca que se viva con indiferencia.  Otros síntomas disociativos pueden ser las sensaciones corporales de anestesia, "personalidades" diferentes, alucinaciones, etc. (El hecho de que haya alucinaciones, aunque sea llamativo, no es solo propio de la esquizofrenia).

Otra de las sombras que puede tener el pasado, es la relación con los padres. En ningún caso se trata de culpar a los padres, dado que intervienen muchos factores y circunstancias, además del hecho de que los padres también han podido tener situaciones similares. En ésta relación es en la que creamos nuestra identidad, nuestros límites, nuestra sensación de seguridad, y por ello las reacciones emocionales impredecibles, la sobreprotección o todo lo contrario (ausencia), pueden crear en el niño dificultades emocionales y de apego. También puede contribuir a  la falta de empatía de los padres, al tratar al niño como si fueran una extensión de si mismos (sin poner límites entre una identidad y otra), dificultando en un futuro el reconocimiento de como los límites interpersonales (distancia, identidad, intimidad, empatía...). De ésta forma, el niño puede reaccionar de forma extraña, sin un "cariño claro", o con expresiones de afecto ambivalentes de rechazo/amor, o de dependencia. O lo que es lo mismo: el famoso "ni contigo ni sin ti". En un futuro, éstas personas pueden mostrar mucho interés en encontrar una pareja, aunque luego muestren desconfianza e inseguridad en la relaciónÉsto se extiende a otras etiqueta como el "trastorno límite de personalidad", solo que en éste ultimo la falta de identidad es mayor (viven a través de las identidades que les rodean, con incluso dificultad en la identidad o orientación sexual y sin unos gustos personales claros), hay una búsqueda desesperada de afecto mezclada con irascibilidad en las relaciones (el "te odio, por favor, quiéreme" para protegerse de relaciones que pudieran vivir como amenazantes al poder convertirse en indispensables). 

Una situación que puede darse en un futuro es el maltrato de género, dado que parece que tienen cierta relación con el apego en la infancia. Las personas más vulnerables a éste tipo de circunstancias, son las personas precisamente descritas anteriormente: personas dependientes, que se sienten emocionalmente inseguras, etc. Una vez que entran en el ciclo de "docilidad", pueden llegar a culparse si la relación no funciona, renunciando incluso a sus prioridades en un esfuerzo sobrehumano para que la relación funcione. La frustración que ésto le provoca, puede llegar a desembocar en conductas autoagresivas como el consumo de sustancias (para evadirse de la realidad, entre otras cosas), además de una baja autoestima, que hace a la persona aún más dócil, llegando incluso a justificar al agresor (entre otras cosas, fruto de su confusión emocional dado que quiere a alguien que le maltrata y de las posibles compensaciones que le de el agresor tras un ataque).  De hecho, es frecuente que las personas que han estado sometidas, lo justifiquen como defensa, para no creer que realmente eso le ocurrió y evitar la "etiqueta" de persona maltratada. Ésta justificación es, entre otras cosas (junto a ideal romántico, o mitos sobre las relaciones) la que mantiene la situación y puede hacer que se repita el ciclo.

En muchas ocasiones, éstas personas hicieron suyas frases que les vinieron de fuera, en las cuales nadie parecía tener la responsabilidad sobre lo sucedido (aunque ésta persona se atribuye toda la responsabilidad, como si pudiera controlar todo lo que sucede, lo cual es imposible) o directamente les culparon o menospreciaron. De ésta forma, sin ser responsables en ningún caso (aunque no me guste éste término, son víctimas en un inicio), se sienten culpables, pudiendo llegar a buscar en un futuro de nuevo esa situación como castigo o buscar que le agredan para poder devolver la respuesta, aliviando la culpa. De hecho, es posible que interioricen el "papel" del agresor para sentirse fuerte, o que idealicen a ésta persona y justifiquen sus actos (como sucede en las situaciones de maltrato de género). De ésta forma pueden manifestarse o bien como "personas controladoras" o bien como "personas dependientes". En ocasiones incluso pueden proyectar en los demás lo negativo de ellos mismos de forma inconsciente, provocando una reacción negativa que puede llevar a que se cumpla ésta "profecía" de que iban a abandonarles. Éstas personas se sienten cómodas en ésta tendencia a los roles extremos, pero eso les crea un conflicto en el que siempre tienen que estar etiquetando a las personas en si "les harán daño o no" y "la posición que van a tomar" (pudiendo en ocasiones buscar el papel de víctima como hemos visto, volviendo a situaciones similares). Es sencillo que se mantengan en éste "circulo o zona de confort" en el que al menos conocen el funcionamiento de la relación (aunque sea una relación de maltrato e inseguridad), precisamente porque "se sienten seguros por conocerlo, por controlar la situación" (más adelante veremos la importancia del control) y tienen miedo a salir de ahí, miedo al cambio. Sin embargo, pueden escoger precisamente el lado contrario: evitar toda relación por miedo a que le hagan daño, llegando a aislarse excesivamente (ambas son diferentes "zonas de confort")

Como hemos visto, las personas que han tenido relaciones difíciles pueden reaccionar con una mezcla de desconfianza y sumisión ante las personas que le rodean, pudiendo activarse una alarma al comienzo de un vínculo positivo (ya que podría recordarle a relaciones pasadas). Quizás, el control sea uno de los pilares en éstos casos, dado que parece que se unen algunos factores relacionados: contención/control emocional (no expresar, por ejemplo la rabia), pensamiento de omnipotencia (que puede controlarlo todo o que todo lo negativo es su responsabilidad), control de una parte interna sobre otra para que no emerja el dolor relacionado con el trauma, alerta continua ante las relaciones, control del entorno, etc. Finalmente, como ocurre con los trastornos alimentarios o las adicciones (con los que puede tener mucha relación), el control lejos de ser un beneficio, se convierte en uno de los problemas, fruto de un enorme desgaste psicológico.

Antes de continuar, me gustaría compartir un vídeo contigo. 

¿Y qué hacer entonces? Pongámonos serios. Éste es el momento: Es el momento de hacerte cargo del presente, hacerte cargo de ti mismx. Es momento de dejar de lado el victimismo y los recuerdos para poder dibujar una nueva etapa, sin olvidar los momentos pasados, pero prestando atención al presente, dando pequeños pasos para llegar a tus objetivos. Busca nuevas sensaciones, descubre, explota tus fortalezas. ¿Que te gusta hacer? ¿qué se te da bien? ¿que te gustaba antes de que todo eso ocurriera? ¡Retoma las riendas de tu vida!. Quema los puentes que te hacen volver al pasado y construye puentes nuevos. Es imposible que todo el mundo esté conforme con lo que hagas porque éste es tu propio camino. Si, la frustración estará ahí, pero es parte necesaria del aprendizaje de la vida sobre todo del crecimiento. Mostrar tu verdadero yo es la única forma de poder aceptarte plenamente, y de elegir el camino auténtico. Si lo único que muestras son máscaras, nunca podrás saber quien eres, y tampoco lo sabrán los demás, por lo que vivirás en un carnaval continuo en el que nada es lo que parece. Además, no podrás saber si la gente que te rodea está contigo por lo que intentas aparentar o por lo que realmente eres. Ser auténtico es el único camino para encontrarse en el presente. Puedes elegir a alguien para que te acompañe, pero solo tu elegirás por donde ir y el destino. Medita, disfruta despacio de una buena comida, una película, deja que todo tu ser (y todas tus personajes internos) disfruten de sensaciones agradables. Escribe algo, canta, expresa tus emociones a través de cualquier manifestación artística o de un diario. ¡Crea algo propio, algo que sea realmente tuyo!. Cultiva tu independencia, busca tus proyectos propios y trabaja en ello. Busca un lugar en tu imaginación o en la realidad en el que poder relajarte. Solo tu tienes el poder en tus manos, da igual lo que ocurriera entonces, ahora tu eliges tu camino. ¡Puedes elegir!. Ya no eres una víctima, no eres tu pasado. Ahora eres un superviviente... ¡Eres una persona valiosa y única!. 


"No detengas con una mano el pasado y con otra el futuro, o estarás crucificado en un presente sin sentido". 



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