martes, 15 de octubre de 2013

¿Qué consigues con la vergüenza?

En algún momento todos hemos tenido vergüenza, pero ¿para qué sirve y como se inicia?

Antes es importante aclarar, que como todos los aspectos de una persona, se puede tener más o menos vergüenza y que no tiene porque llegar a ser un trastorno (por ejemplo fobia social). En el caso de que fuese realmente incapacitante, habría que consultar a un profesional de la salud mental. Las dificultades que son provocadas por la vergüenza suelen relacionarse con situaciones como: miedo a hablar en público, a las interacciones informales (hacer cumplidos, iniciar conversaciones, expresar disgusto o desacuerdo...), etc.

El origen de la vergüenza puede deberse a varios factores: ya sea el pasado de la persona (en el que no se relacionó excesivamente con gente por diversos motivos), padres sobreprotectores, ser hijo único o primogénito (no aprende de los hermanos), o la propia sociedad que valora el buen rendimiento y la buena imagen, evaluando continuamente y realizando comparaciones. En cualquier caso, la vergüenza se mantiene si la persona no se expone a las situaciones sociales y consecuencias a las que teme, lo que alimenta a su vez los pensamientos irracionales relacionados: "se van a pensar que...", "se ríen de mi...", "ésto es una tontería".

El ciclo de la vergüenza


Los pensamientos median en las emociones que sentimos, y ésta no es una excepción. Cuando estamos en una situación que nos da vergüenza, podemos pensar que lo haremos mal y que queremos que los demás nos valoren bien, y ésto hace que nos pongamos nerviosos (sudemos, nos tiemblen las manos, etc.), y si ponemos atención a éstas expresiones lo que ocurre es que nos ponemos más nerviosos y seguimos con los pensamientos cerrando el ciclo "se van a dar cuenta que estoy nervioso", "vaya imagen estoy dando", y además tenemos un rendimiento peor. En última instancia, puede que las personas realmente reaccionen con muestras de rechazo, lo cual confirma los pensamientos a modo de "profecía autocumplida" y facilita que las próximas veces se evite esa situación. En cualquier caso, hay que darse cuenta que es más sencillo permitirnos cometer errores y mejorar, que intentar cambiar el modo de pensar del resto.


Cómo parar el ciclo



En primer lugar, hay que dejar de evitar las situaciones sociales ¿qué consigues a largo plazo?. Para ello es interesante encontrar tu opción más adecuada (si tienes vergüenza ante un público, apuntarte a teatro o a risoterapia; si tienes vergüenza a llamar por teléfono trabajar de teleoperador, etc.). Por otro lado y dado que la mayoría de las veces la vergüenza surge por pensamientos irracionales, habría que cambiar éstos pensamientos de interpretación de hostilidad y excesiva atención hacia uno mismo "debo dar buena imagen" por otros más tolerantes con nosotros mismos. 

Por ejemplo si en una situación de hablar en público, piensas "van a ver que estoy nervioso", un truco que puede resultar es "colar el defecto", o lo que es lo mismo, decir lo que crees que pensarán los demás pero en alto y en tono de humor (nunca como autocrítica). Se trata de adelantarte a tu vergüenza. Colar el defecto tampoco es para justificarte, sino para admitir un defecto. Por ejemplo "vaya, que nervioso estoy". 


Si, como hemos visto, temes que haya un rechazo por parte del otro, de la misma forma pueden adelantarte a ésto expresando que puede darse ésta posibilidad. Por ejemplo "a lo mejor me dices que me vaya a la mierda, pero...".  


Esto va unido con la idea de ser asertivo. La asertividad funciona en un contínuo que va desde la pasividad hasta la agresividad. Es importante expresarse sin miedo a lo que piensen los demás, para sentirse mejor. Se ha demostrado que hay una relación muy alta entre la asertividad y el bienestar psicológico. 



     Una variación de "colar el defecto" es aumentar lo que te da vergüenza, reírte de ello, o exagerarlo. Para ello puedes usar "ejercicios de ataque a la vergüenza". O lo que es lo mismo, hacer cosas que llamen mucho la atención, sabiendo que la gente se te quedará mirando y pasarás mucha vergüenza. Es muy eficaz pero hay que hacerlo durante bastante tiempo, y tomárselo con humor (por ejemplo, cantar las estaciones del metro cuando estés llegando). 

Para que sirve la verguenza

     Aparte de paralizarnos e impedirnos conseguir nuestras metas, la vergüenza nos da la oportunidad de ver en qué podemos mejorar. Es importante darse cuenta que los fallos que cometemos no son parte de nuestra identidad, simplemente son comportamientos que no hay tenido el resultado óptimo que buscábamos. Por supuesto, ese fallo no se comete voluntariamente en la gran mayoría de los casos. Una forma de aprender a perdonarnos nuestros fallos es mantener una conversación entre dos aspectos internos nuestros: "La parte que ha fallado" y "la parte que recrimina el fallo", ya que le vergüenza surge en gran parte por la forma de autocrítica que nos hacemos. Puede ayudar el ponerse en dos sitios diferentes, variando de situación según el papel.  

       

     "La vida es una obra de teatro que no permite ensayos...Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida... antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos."

                                                                                                                                    Charles Chaplin

     

   
        Inspirado por: Obscaena teatro (Coslada)


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