lunes, 6 de marzo de 2017

La paradoja del tiempo estático



















"Tienes que tener ésto", "ésto te hace mejor", "ésto te hará más feliz", "lo tendrás todo en un momento"...En una sociedad de consumismo basada en la inmediatez, las personas que consiguen escapar de estos mensajes son algo poco común, sobre todo las que "eligen no necesitar, a pesar de que pudieran permitírselo", al igual que las que dejan pasar el tiempo de forma natural sin "jugar con él" (aplíquese al aprendizaje, al crecimiento, a los procesos de duelo o aceptación, etc.). Siempre es más fácil dejarse llevar por éstos mensajes ¿o no?. 

El hecho de jugar con el reloj biológico y con los procesos naturales puede restringir la propia vida, aunque inicialmente pareciera ser al contrario. Ésta es la que he llamado la "Paradoja temporal": Cuando hay tiempo, no hay dinero; y cuando hay dinero (en general) no hay tiempo para disfrutarlo, o las prioridades cambian de lo básico a lo superficial, llegando a perdernos a nosotros mismos en el camino por "ser el ideal de persona" (de otros, me permito decir). 


                              ¿Quien es más feliz, el que más tiene, o el que más valora lo que tiene? 







La "Paradoja Temporal", no solo se aplica al tiempo "cronológico" sino a los efectos del mismo. El paso de tiempo, pareciera que no debe notarse, está "mal visto", "es feo". De esa forma nos "encapsulamos" en una vida ideal que se antoja eterna, por lo que ¿para qué preocuparse por la muerte?.Es más ¿para qué preocuparse por la vida y por el disfrute?. Lo dicho puede extenderse a otros ámbitos como el de la pareja ¿para qué vamos a hacer nada especial, si siempre va a estar ahí?. No obstante, nos venden productos milagrosos para para quitar las arrugas de expresión, para disimular la calvicie, etc. y siempre queda un hueco para jugar con el "miedo al futuro" y vender seguros de todo tipo. Entonces... ¿en qué quedamos?. ¿Las cosas son eternas o no?. 

El camino hacia el anhelado "éxito" esta lleno de dificultades y sacrificios, y no carente de distracciones. Por suerte, tenemos infinitas fórmulas para comprimir el tiempo, hacer las cosas "express", y para quitar las "molestias que tanto frustran", teniendo así más tiempo para... ¿qué?. ¿En qué invertimos ese tiempo después?.¡Que más da!, simplemente hay que darse prisa. 


El dinero no da la felicidad, pero permite comprar tiempo


No nos damos cuenta de que nosotros, y concretamente nuestro tiempo es "nuestra parte más importante y cotizada" (Recomiendo ver la película "In time").  Somos nuestro mayor activo, y las empresas lo saben, dado que pagan por nuestro tiempo. Como venimos diciendo, el tiempo es limitado, y es por ello que es lo más exclusivo que tenemos. En general, el tipo de vida que llevamos no nos deja tomar perspectiva y "dar un paso atrás para tomar impulso", y de esa forma nos introducirmos en una espiral similar a la del cuento del "círculo del 99". El estrés mantenido que ésto puede generar,  se relaciona con problemas metabólicos, hormonales, cardiovasculares y una desregulación en la producción de serotonina que también puede repercutir a nivel de sueño. En cualquier caso, merece la pena por conseguir el "exito" ¿no?.


No hay que preocuparse de llegar a lo patológico... dado que es complicado siquiera mantener horarios, que faciliten la organización y la conciliación familiar. De ésta forma, algunas necesidades básicas, como la pertenencia a un grupo o el afecto son lujos al alcance de unos pocos nada más. ¿Como tener tiempo para los amigos o para el ocio si no tengo tiempo ni para mi?. No en vano, cada vez más se tiende a la independencia (ejemplo de ello son el colectivo "NoMo"). 


      "Prefiero perder el tiempo con amigos, que perder amigos con el tiempo" (Un amigo)



No pretendo dar una visión pesimista de la sociedad, solo aportar una reflexión personal ante la percepción de haber normalizado este "ritmo acelerado", que ha pasado a ser la forma normal de vida, en la que prácticamente "vivimos para trabajar" en vez de "trabajar para vivir", en la que no tenemos espacio para nuestra intimidad, para nuestro placer, e incluso para desarrollarnos como personas o dedicar a nuestra familia o amigos, y para descansar (sobre todo estando ultraconectados)


Parece que la sana filosofía del "menos es más" se ha perdido de vista, para vivir en el "más es mejor", aunque no es así para todo el mundo. Hay algunos ejemplos que ilustran bien la idea de no llevar "demasiada carga" en el equipaje, literalmente. Estoy hablando entre otros de dos referentes: los moteros y los mochileros. Es fácil entender ésta filosofía cuando realmente tienes la necesidad de ceñirte a lo más necesario. Los "por si acaso" y los "quizás" quedan en último lugar, y en su lugar aparece lo "realmente necesario".



El hecho de querer tenerlo todo y hacerlo todo bien nos puede llevar a un idealismo que puede causar tanta frustración como distancia haya hasta ese "ideal". En el camino hacia ese "ideal social" parece que nos hemos perdido a nosotros mismos. ¿Que tal volver atrás en el camino y retomar valores como el autocuidado, el aprendizaje, el agradecimiento, el valor de las cosas pequeñas, el perdón y la confianza en el prójimo?. Prueba algo diferente: Vive. 

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