lunes, 13 de julio de 2015

El enganche y el amor a "dos bandas" desde la teoría del Proceso Oponente






Cuando encontramos pareja, las primeras reacciones son de euforia y enamoramiento, pero con el tiempo, éstas sensaciones van disminuyendo, reduciendo por lo general a su vez el deseo. No obstante, seguimos enganchados... ¿por qué?. Según Solomon, ésto es debido a que el "proceso oponente"  ("b" en la imagen) nos hace pagar el "precio del placer"  tras varios encuentros y  reduce la intensidad de la emoción (alegría en éste caso) para convertirla en neutra ("a" en la imagen), a la vez que se sigue produciendo el efecto contrario tras la separación (tristeza). En conclusión, aunque la persona ya no nos produzca el placer de antes, seguimos enganchados entre otras cosas porque al separarnos de ella sufrimos (al igual que pasa en el síndrome de abstinencia de las drogas). Éste sufrimiento puede entenderse de muchas formas (miedo a la soledad, culpa, etc.). De la misma forma (en situaciones de pareja, o no), podemos tener "beneficios con el dolor" al enfrentarnos a él repetidas veces (como sucede en situaciones arriesgadas o aversivas), produciéndose placer además al retirar el estímulo.

Tampoco hay que olvidar que el amor sigue un camino, y que pasa por diferentes momentos de forma natural: Inicialmente la pasión puede tomar un papel protagonista, pero poco a poco la relación evoluciona hacia el compañerismo, el afecto y el compromiso... hacia el "amor maduro". Ésto está relacionado a su vez, con reacciones neuroquímicas en principio incompatibles, en las que inicialmente (en el deseo inicial) predominan la Testosterona y el Estrógeno, posteriormente (en la atracción) la Dopamina y Serotonina  y finalmente la Oxitocina (la hormona del afecto), endorfinas (hormona del placer) y la Vasopresina (relacionada con la monogamia de los Varones, y también producida en el orgasmo masculino).



Puede que esto también explique porque nos pueden llegar a gustar varias personas a la vez, dado que la persona nueva frecuentemente aporta esa "chispa", o dicho con palabras de Solomon "con esa persona nueva, aún no se habría desarrollado el proceso oponente" (dado que no se conocen en profundidad). ¿Tiene entonces futuro las relaciones "a dos bandas"?. Realmente, no parece tal cosa. Si bien inicialmente una de las dos parejas puede complementar las carencias del otro, se ha demostrado que no es una situación que pueda perdurar en el tiempo, y tampoco parece que se pueda llegar a una relación de amor maduro con ambas personas. Una opción que algunas parejas escojen, es adelantarse a éste hecho, manteniendo relaciones sexuales consentidas con otras parejas (parejas Swingers). 

¿Pero... se produce siempre éste proceso? ¿estamos condenados a dejar de desear a nuestra pareja?. Por supuesto que no, pero para ello es importante que la relación sea estimulante, gratificante, que haya una buena comunicación y confianza y que no tome el camino de la rutina. ¿Hay algo que puedas hacer para que la relación sea más estimulante?, ¿o es mejor arriesgarse a esperar a que otro tome las riendas?.



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